Os voy a hablar de aparadores pero tengo que decir que, aunque nos hemos hecho más funcionales, a todos nos gusta vestir bien la mesa de comedor, el día que tenemos invitados especiales en casa. Una mesa bien puesta, cuenta con muchos detalles: un bonito mantel a juego con sus servilletas; una vajilla monocolor o de muchos colores, de auténtica porcelana, etc. los cubiertos y las copas para el vino elegido; sin olvidar los centros de mesa tan especiales para estas ocasiones.
Pero para poder tenerlo en esas ocasiones nos tienen que acompañar durante todo el tiempo y su lugar es “el aparador”. Para mí es un mueble importante en un comedor porque además de hacerlo elegante y acompañar a la mesa, en muchas ocasiones, posee un gran espacio en su interior para guardar todo este menaje.
Los aparadores son muebles de media altura, los hay de puertas y cajones, puertas que esconden cajones, sólo puertas, hay infinidad de diseños para alojar todos estos conjuntos tan característicos. Normalmente las puertas esconden la vajilla, platos apilados que con un toque de gracia decoran este interior y en los cajones los cubiertos, ordenados por piezas con ayuda de bandejas o separadores y también la ropa de mesa.
Una vez tenemos todo colocado y ordenado es cuando apreciamos su cavidad. Pues sí, todo cabe en su interior, ahora sólo queda cerrarlo y esperar la próxima reunión.
A esta pieza tan valiosa la podemos decorar con exclusivos y variados objetos como: jarrones, lámparas, marcos de fotos digitales… o bien dejarlo diáfano e incluso acompañarlo con algún cuadro en la pared.
Por tanto, además de su indiscutible capacidad para almacenar todo, la decoración que acompaña al aparador potencia su atractivo y ayuda a enriquecer la estancia, nuestro comedor.
Puedo imaginar más posibilidades porque son muchos los recursos de los que dispone pero me quedo con que es un mueble elegante, indispensable, protagonista y sobretodo útil.