Siempre lo hemos oído, trabajar desde casa es posible y los nuevos tiempos lo reafirman. Se justifica con los cambios en las tecnologías, la velocidad de internet, las apps, las redes sociales, la legislación, etc. todos ellos han evolucionado a darnos la posibilidad de trasladar el lugar de trabajo a casa de una forma fácil y sencilla. Si a esto, le sumamos que esta situación laboral, posibilita conciliar la vida laboral y familiar. Nos encontramos con que más de uno quiera trabajar desde casa. Si es así, cambia tu hogar y busca un espacio ideal.
El espacio ideal.
Lo «clásico» es tener un espacio independiente, alejado de las zonas ruidosas, como el salón y la cocina, que te permita trabajar en cierta forma aislado del resto de actividades que se realizan habitualmente y crear, así, tu propio clima laboral. Si esto no es posible podrías sacar partido a tus estancias más amplias o cambia, redristribuye y encuentra esos rincones ‘muertos’. El objetivo es darle personalidad y un nuevo lenguaje, para adaptarlos fácilmente a tus nuevas espectativas. Así como el salón, puedes redecorarlo y hacerlo más cómodo, conservar un espacio para la mesa de despacho, así como cambiar la mesa de comedor por alguna más elegante para cuando recibas alguna visita; la cocina, si es un espacio abierto, es también muy práctica para que los niños hagan los deberes; o en lugares de paso, el hueco de la escalera, precioso o, incluso, en el hall, si es lo suficientemente amplio.
Tu espacio de trabajo.
Ante todo, debe ser, y hacerte sentir, cómodo/a. Ser tu espacio favorito y también es importante que se integre en tu hogar. Debes de personalizarlo. A la hora de elegir la ubicación idónea, busca un espacio funcional donde te sientas a gusto, confortable, que recibas la luz natural o recurre a la artificial para aumentar la luminosidad. La organización y limpieza, es fundamental para lograr mayor concentración. Respecto al color evita los contrastes bruscos, que no motivan, opta por tonalidades neutras, más serenas y ligeras visualmente. Crea tu propio atelier sin renunciar a los detalles más cálidos y personales (diplomas, títulos, fotografías).
Muebles de madera
Otra excusa para personalizar tu espacio de trabajo es la mesa, colócala preferiblemente junto a una ventana, sino frente a ella o de forma perpendicular, para evitar los reflejos en la pantalla del ordenador o en tus ojos. La mesa de oficina o mesa de despacho, es el gran tesoro que pone el plus de estilo en cualquier espacio. Aunque si es amplia, mucho mejor, empezarás con poco, pero a largo plazo, trabajarás más y te será má cómoda. Ajusta sus dimensiones a tus necesidades y trabaja con archivadores, estanterías, etc, o los papeles pronto invadirán tu mesa. Elige una buena silla, que te envuelva y mantenga la espalda recta, permitiéndote una forma de sentarse cómoda, que evite las posturas inadecuadas. Fundamental que se pueda regular su altura, para ajustarse a cada uno.
Y, por último, cuida al luz. Contar con una buena iluminación, natural o artificial, es fundamental. Por eso, hazte con un punto de luz orientable y articulable, que puedas dirigir al sitio que necesites iluminar en cada momento.
Piensa que la receta infalible está en la combinación de muebles y objetos diversos, que mezclados con mimo, conviven en consonancia.